México, D.F. / Octubre 25.-
Es complicado encontrar la forma de hablar con los niños sobre temas sexuales, ahora más que nunca, por la facilidad de observar escenas alusivas al sexo en revistas, Internet, películas, programas de televisión y radio.
Para los padres de la juventud del nuevo milenio será primordial hallar la fórmula en la que los pequeños no se vuelvan el blanco mercadológico del sexo; de lo contrario, se perderán valores sociales que han costado años transmitir.
Indirectamente el sexo se puede difundir a través de distintas vías con la seducción, el poder, la satisfacción inmediata de los deseos. Lo que acarrea irremediablemente a los embarazos no deseados, abortos clandestinos, enfermedades de transmisión sexual, en fin, la lista de desventajas es grande.
Todo se puede evitar de raíz al hablar con los niños, asegura nuestro analista Gustavo Shujman.
Estaríamos cometiendo un grave error al dar por hecho que los niños entienden la complejidad del problema porque en todos lados se habla del tema.
La responsabilidad se incrementa en los padres de familia porque, recuerden, la educación empieza en casa.
Un punto importante por esclarecer a los niños, antes que otra cosa, es que la sexualidad tiene que ser vista naturalmente; con ayuda de la fisiología se puede empezar a explicar.
Es cierto que la sexualidad humana tiene mucho que ver con cuestiones de anatomía y biología, y es esencial que abordemos ese aspecto con los niños: priorizar las funciones de la constitución del aparato reproductivo.
Ante la inmediatez de hoy en día, los padres tenemos que resistir dejar a la suerte esta enseñanza, sin tomar la rápida salida que ofrece el mercado, donde el tema es tratado como una mercancía más del aparador.
En ese marco, hay que evitar una confusión peligrosa: la que implica suponer que naturalizar la educación con el sexo significa dejar a los niños a expensas de los medios y de la presión con la que lo presentan los consumos sociales.
En contraparte, hace muchos años lo sexual era asociado al pecado, consecuentemente a la culpa. Esa represión del control exagerado impedía que circulara la información necesaria para ejercer responsablemente la propia sexualidad. Predominaban la ignorancia y en ocasiones el miedo, inusual en nuestra época.
Al experimentar las sensaciones producidas por las imágenes de los niños atentos a las explicaciones sobre sexualidad, saltarán a la conversación preguntas, angustias y preocupaciones del alumnado, por eso hay que tener la sensibilidad al máximo en esos momentos.
La parte fundamental y crucial de la charla será escuchar atentamente las dudas de los niños, aconseja Gustavo Shujman en la primera parte su fascículo: “¿Cómo te explico el sexo y el amor?”
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