Con temperaturas llegando a los 40° Celsius, poca lluvia y cada vez menos agua disponible para la población, Monterrey se está siendo cada vez mas al hogar del diablo, y no me refiero al “Diablo” Fernández”, que ojalá así fuera, sino a la olla de presión que conlleva juntar al mismo tiempo temperaturas altas, escasez de agua, inseguridad, incendios…pero, sobre todo, la falta de refuerzos en los equipos locales, en especial, los Rayados de Monterrey.
Recordando un poco una historia bíblica, José de Egipto previó tiempos de vacas gordas y posteriores tiempos de vacas flacas, mientras que desde hace tiempo se veían venir tiempos de austeridad en un equipo como Monterrey que no logró posicionarse donde deseaba después de años de manos llenas para gastar generando una expectativa habitual en su afición después de cada torneo esperando “bombazos” como refuerzos para hoy terminar buscando jugadores que se pueden considerar de bajo perfil.
Para una afición acostumbrada al famoso “Mame” regiomontano, a presumir una riqueza deportiva, estadio de primer mundo, jugadores caros con fama regional y mundial, el ahora leer de los escasos medios actuales deportivos que los refuerzos vienen de apellidos poco conocidos, debe ser un auténtico infierno regio.
Pasando los años y miles de horas de fútbol vistas a través de una óptica de aficionado, solo puedo deducir que la llave del dinero, así como la del agua, se ha cerrado en el Monterrey. Jugadores sobrevalorados, sueldos exorbitantes, fracasos “Ante el Mundo” han marcado una directiva con ambiciones descomunales, pero métodos tan poco efectivos como los resultados muestran a la vista de cualquier estadística.
La irregularidad Rayada está tan marcada por la falta de liderazgo, decisiones poco inteligentes, refuerzos de perfil inadecuado, pero sobre todo por la poca inteligencia para establecer y perpetuar un modelo que permita disfrutar de un espectáculo digno de un estadio que proyecta para seguir mostrando más lugares vacíos que ocupados en cada partido.
El futbol es dentro de lo menos importante, probablemente lo menos importante; pero en esta ciudad de tradición deportiva, orgullo que “Raya” en lo clasista y sobre todo, como distractor social, este deporte se ha convertido en una conversación habitual en medios,
redes sociales y sobre todo, en las mesas familiares que disfrutan de una rica carne asada mientras se comen vivos a jugadores, comentaristas, técnicos y directivos.
Tener un equipo constante, es importante para una empresa como FEMSA, que, si bien contribuye a la comunidad, también nos quita bajo pretexto de mantener muchas bocas, buena parte del agua propiedad de la comunidad. El tener un equipo ganador, con bases sólidas, pero, sobre todo, una estructura que permita perpetuar una cultura ganadora es algo que la afición demanda y anhela de una institución con claroscuros que proyecta más sombra que luz.
El infierno regio apenas comienza, la pretemporada desabrida esta en pañales, pero aunado al problema de agua, seguridad y demás; se viene un torneo apretado previo a un Mundial en invierno que vislumbra jornadas de más sufrimientos que alegrías.
A disfrutar el agua que a cuentagotas sale de las tuberías, así como habría que ir valorando los triunfos que a cuentagotas brindas el equipo de Monterrey.
¡Saludos DESDE EL SILLÓN!