Demeritar el inicio de Rayados en el Mundial de Clubes, enfrentando y terminando 1-1 con el Inter de Milán, no es cualquier cosa, más si consideramos el poderío mostrado por los italianos en la recién concluida Champions.
Con lo que tenía y podía, Monterrey contuvo al cuadro de Italia. Sí, con la punta lo más lejos posible, reventando a diestra y siniestra, pero esa es la realidad: no todas las ligas, incluida la MX, están para jugarle de tú a tú a las ligas estelares de Europa, y menos a sus equipos top.
Monterrey incluso fue alcanzado en el marcador por el Inter luego del remate de Sergio Ramos en la primera parte. Y si ya traías la consigna de jugarle a los italianos como ellos lo hacen, partiendo de defender bien (aunque la Raya defendió como pudo, pero es la realidad), pues resulta aún más meritorio.
El objetivo era no perder, y con ello no hablamos de conformismo. Claro que, si tenían oportunidades para ganar, lo iban a intentar, pero lograron el empate que los mantiene vigentes.
Y, con todo respeto para los argentinos —aunque sea River—, se les puede sacar un buen resultado. Bien por Rayados, que inicia con el pie derecho. Y reitero: no es conformismo, es realidad.
Si no, pregúntenle al Atlético de Madrid, luego de ser aplastado por el PSG en su debut mundialista. Ya quisieran los colchoneros estar en la situación de Rayados al día de hoy. Lo que sí es cierto es que este Mundial se da en el peor momento para la espectacular sede que siempre ha sido el país de las barras y las estrellas.
Y esto no lo digo por tener alguna inclinación, ni mucho menos, sino porque en los estadios se ve la poca participación de aficionados en las gradas. No sé si sea por el poco interés en el tema mundialista de clubes o por otras razones, pero en las tribunas se nota la escasa asistencia.
Aunque no seas seguidor de un equipo, tienes la oportunidad de presenciar a la crema y nata del futbol a nivel de clubes, a diferencia de la insípida Copa Oro, también en el vecino país del norte, que ni a medios estadios llega.
Y todo esto a un año de realizarse la Copa del Mundo en tres países, donde la mayoría de los juegos serán en el “jamón del sándwich” mundialista en menos de 365 días.