El éxito o el fracaso de los Titanes de Tennessee dependerá, o al menos se enfocará, en la actuación de un solo hombre: Vince Young.
Llegó la hora de que el veloz pasador demuestre si es la amenaza por tierra y aire que demostró ser en su año de novato.
O el quarterback inconsistente y errático que fue en 2008.
Es el momento de despejar la duda, ahora que Young cuenta con un arsenal con el que no gozaba en ninguna de sus dos temporadas previas.
Tal vez Justin Gage y Roydell Williams no sean los mejores receptores de la NFL, pero Justin McCairens representa una mejoría con respecto a Eric Moulds.
Y Alge Crumpler, uno de los alas cerradas más efectivos de la Liga llega a complementar un ataque aéreo que necesita progresar a como dé lugar.
Esa es la única interrogante de los Titanes, pues su defensiva podría ser una muy dominante, y en caso necesario, la que lleve el peso del equipo.
Los estelares Kyle Vanden Bosch (ala) y Albert Haynesworth (tacle) recibieron la ayuda con la llegada del veterano ala Jevon Kearse, conformando una línea defensiva de primera.
No se puede pedir más. Una actuación decente de Young llevaría a los Titanes de regreso a los playoffs.
En contraparte, otro mal año no sólo los aleja de la postemporadas, sino comenzaría a levantar dudas sobre la condición y cualidades de Young para liderar a un equipo repleto de talento.
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