México, D.F.-
Las marcas de cansancio se reflejan en casi todo el rostro. El viaje ha sido largo. Pero la sonrisa que produce el oro que llevan colgado al cuello, no hay agotamiento capaz de borrarla. La emoción los desborda a Jorge Enríquez, Miguel Ponce y Antonio Rodríguez al llegar a Guadalajara. Compartirla es el siguiente paso. Pero no es posible. Chivas se los prohíbe.
Tras pasar la noche en la Ciudad de México, los flamantes campeones olímpicos arriban a la Perla Tapatía muy temprano. Apenas pasan de las 09:00 horas cuando aparecen en el Aeropuerto Internacional Miguel Hidalgo. No hay una recepción especial. Los mariachis están ausentes. Algunos aficionados los reconocen y los felicitan.
Los representantes de los medios de comunicación ya los esperan. Pero de inmediato, el departamento de prensa del Rebaño Sagrado los aborda. Es imposible que emitan declaraciones. “No, no puedo hablar. Discúlpenme”, alcanza a decir “El Chatón” Enríquez.
Son los propios futbolistas quienes deciden detenerse un momento para posar ante las cámaras. Sonríen con orgullo. Muestran su medalla olímpica. Es su momento. Viven la gloria conseguida en Londres 2012.
Parece el momento justo para compartir su alegría con la ciudad que es su hogar. De nuevo, no.
Miembros del cuerpo de seguridad del equipo los toman de inmediato, los conducen a toda prisa hacia el vehículo que habrá de trasladarlos. Les roban la oportunidad de expresar su sentir. De disfrutar la hazaña. De compartir lo que ellos ganaron, pero que todo México lo siente como propio. Los héroes olímpicos llegan en silencio, por orden de Chivas.
Marco Fabián no llega con ellos. Permanece en el Distrito Federal por cuestiones personales. Los cuatro seleccionados del Rebaño Sagrado tienen permiso para descansar hasta el miércoles. El jueves se reportarán a los entrenamientos y se promete una rueda de prensa con todos ese mismo día. Sólo entonces, los medallistas de oro podrán expresar sus emociones.
– “Chapo” Sánchez, de tres semanas fuera
La imagen es escalofriante. El codo doblado hacia atrás. El doctor Narciso López poniéndolo en su lugar, dentro del terreno de juego. Traslado en camilla. Directo al hospital. Un día después de la lesión sufrida en el partido ante Morelia, Jesús “Chapo” Sánchez es sometido a nuevos exámenes y Rafael Ortega, jefe de los servicios médicos de Chivas, hace el diagnóstico: tres semanas alejado de las canchas.
“Jesús Sánchez presentó una luxación traumática en la articulación del codo izquierdo, por lo que fue necesario hacerle la primera maniobra de reducción ahí en la cancha y se le brindó anestesia para minimizarle el dolor. Solamente se le hizo una tomografía más para confirmar que no hubiera ninguna fractura”, explica Ortega.
“Se tiene un programa que comprende primero estimular la cicatrización, inmediatamente entrará a una etapa de recuperación en los movimientos y finalmente tendrá recuperará la movilidad del codo. Con todo, estimamos un proceso de aproximadamente tres semanas, para después poder integrarse al trabajo”, concluye el doctor rojiblanco.
Guadalajara tuvo este lunes un entrenamiento regenerativo, en el que participaron los jugadores que tuvieron actividad ante Morelia. Quienes no vieron acción, tomaron parte de un encuentro amistoso ante Vaqueros de Ameca, de la Segunda División. En dicho duelo estuvo presente el técnico holandés John van’t Schip, observando futbolistas y buscando soluciones para el equipo que todavía no conoce la victoria, luego de cuatro jornadas del Apertura 2012.
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